viernes, 9 de noviembre de 2012

No encuentro un nombre...

Suplicando una mirada, aunque sea por error.
Pidiendo a gritos un beso. ¿Dónde estoy? Sólo el eco responde.
Su adiós dejó vacío este planeta, muchos rincones yacen de nuevo sin luz.
No supo que sin él el sol ya no quema mi piel como antes,
No entendió que la lluvia pierde sentido sin su mano entrelazada a la mía.
Porque esa imagen no se borra, y no piensa marcharse.
Sus latidos aún resuenan por toda la habitación.
¿Qué hacer? Así estás mejor... Ahorrarás tantas lágrimas, tus heridas sanarán.
Una batalla campal dentro de mí: quién soy, quién debo ser.
¡No pretendo demasiado! Pero si tan sólo pudiera borrar tantos recuerdos,
Porque estoy aferrada más a ellos que a su ser.
Cantemos notas al azar, callemos el silencio que aturde más que el ruido.
De vuelta en su regazo yo no aprendo la moraleja.
Abrázame, querido, que sin ti me siento vacía de emociones.
Olvidemos todo, nada ha pasado aquí, quiero tu presencia que me abriga, y nada más.
La laguna de tus ojos ahonda este hueco y me ahoga...
Sin posibilidad y sin rescate.


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