domingo, 20 de enero de 2013

Solía lamentar todos los días que el atardecer terminaría



Que no te extrañe si un día de estos vuelvo a soñarte. Que no te quepa la menor duda de que aún conservo las mismas manías y los mismos miedos, porque si los suelto seré mejor persona, pero no seré yo. Que la luna te recuerde a diario lo que fuiste, y si acaso está nublado, sólo mete la mano al bolsillo de tus jeans deslavados y saca una de las sonrisas que te regalé. Y si has encontrado un buen amigo no ha sido por error, que la vida da lo que uno merece. Un último favor: cuando vuelvas a mentirme, guíñame el ojo y dime lo que yo ya sé.





Y eres tú la llama que encendió mi vida,
tú, la estrella que siempre me guía,
tú me llenas como nadie más podría...
Desde aquí hasta el sol.
Luces de neón, La sonrisa de Julia

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