lunes, 28 de enero de 2013

Small things are eternal

Las cosas más pequeñas son las que me hacen feliz. No, no es conformismo, tampoco es un don: es un estilo de vida. Una forma de mirar el mundo. Es algo que se adquiere y que se decide, el encontrar felicidad en los detalles. En las cosas que otros no son capaces de ver.

En el azul del cielo. En el color de las nubes al atardecer. Un día nublado. Oler el clima cuando está por llover. Sentir la lluvia misma sobre mi cabeza. La emoción de encontrar lugares con agua al ir a explorar. Observar las flores. Encontrar la belleza de un árbol seco. Jugar con un perro. Despertar con el olor a churros de azúcar el domingo por la mañana. Tejer una bufanda. Meter mis pies y calentarlos en un buen par de calcetines. Oler un libro recién desempacado. Sentir el suave deslizar de la pluma sobre el papel. Mirar con detalle el color de los ojos de las personas. Que la uva que mordí salga sin semillas. Encontrar tortillas calientes para el desayuno. Una mirada fugaz. Una mano amable. Un consejo sabio. Un par de ojos llenos de bondad. Una acción que aunque trate de ocultarse, va llena de amor. Un abrazo sincero. Un oído dispuesto. Un suspiro robado. En sentir por un segundo que soy fuerte.

La mayoría tenemos nuestras expectativas puestas en un momento, un instante de nuestra existencia, que no sabemos cuándo, ni cómo, ni dónde, pero será perfecto, armónico, sublime, el clímax total. La mayor felicidad. Algo indescriptible. ¿Por qué esperarnos? A diario tenemos la oportunidad de ser felices de la forma más pura y genuina. No podemos esperar al gran momento. No debemos esperar al gran momento. Porque ese gran momento es aquí, es ahora, y se llama VIDA.







So, if you ask me I will answer: simple things make me feel so good.
OK Lobster, Hello Seahorse!

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